TEMA 13.- LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936 – 1939)
A/ La sublevación militar. España dividida.
Tras el triunfo del Frente Popular de los partidos de izquierda en las elecciones de
febrero de 1936, un grupo de generales, jefes y oficiales del Ejército comenzaron
a tramar una insurrección armada contra ese Gobierno y contra la República
presidida por Manuel Azaña. El general Sanjurjo era el jefe de la sublevación
pero murió al estrellarse el avión que le traía a España desde Portugal y así el
coordinador de la conspiración y del golpe fue el general Mola desde Pamplona.
El 17 de julio de 1936 se inició en Melilla el golpe
militar con
el coronel Yagüe, jefe de la Legión, y se extendió al resto del protectorado
marroquí. El 18 de julio el general Franco tomó el mando y se dirigió a la
Península. El gobierno de la República tardó en reaccionar y el golpe de estado
militar triunfó en la mitad norte peninsular yen Oviedo, Zaragoza y Pamplona así
como en las ciudades del Guadalquivir (Sevilla, Córdoba). Pero fracasó en las
zonas de mayor presencia obrera e industrial: Madrid, Barcelona, Valencia. Esto
provocaría una larga y cruenta guerra.
El bando de los golpistas lo componían militares
conservadores, clases altas terratenientes, jerarquía católica, monárquicos de
derechas, católicos, falangistas, tradicionalistas, etc. que se definían como
“nacionales”. Su objetivo común era acabar con el gobierno de la República. En
el bando de los leales a la República estaban las clases populares:
obreros, pequeña burguesía y campesinado, las clases medias de los partidos
republicanos, la burguesía ilustrada... y englobaba sectores reformistas y grupos
revolucionarios socialistas o anarquistas. Todos eran definidos por la derecha
como los “rojos”.
B/ El desarrollo de las operaciones militares y la evolución de los
frentes.
1.
- El avance a Madrid (julio-nov. 1936) y las batallas en su entorno (dic.
1936-marzo 1937).
Entre
julio y agosto de 1936, el ejército de África fue aerotransportado por la
aviación italiana, ocupando Andalucía occidental. El objetivo era conquistar
Madrid desde el sur con Franco y desde el norte con Mola. En el norte,
los militares de Galicia se dirigieron a Oviedo, donde triunfaba la rebelión.
El general Mola dominó Álava y Guipúzcoa e inició la marcha hacia Madrid.
También tomó Irún y San Sebastián, aislando la cornisa cantábrica. En Aragón se
formó el frente entre los nacionales y los anarquistas de Durruti, y en
dirección a Madrid el ejército del norte se enfrentó a las milicias
republicanas en la Cordillera Central. Por el sur Yagüe ocupó Mérida y
Badajoz y con una dura represión consiguió unir las dos zonas del bando
nacional, norte y sur. El general Valera tomó Toledo, liberando el Alcázar,
y preparó el asedio a Madrid.
El ataque a la capital
comenzó en los últimos días de octubre con bombardeos de la aviación de Franco.
El gobierno
de Largo Caballero se trasladó a Valencia, y la defensa de Madrid la llevó el
general Miaja. Con las Brigadas Internacionales y el Quinto Regimiento de
comunistas se ayudó a detener el ataque. Hubo varias ofensivas fallidas para conquistar
Madrid: la batalla del Jarama y la de Guadalajara. Fracasó el proyecto
inicial de una campaña militar rápida para tomar Madrid y la resistencia
popular armada obligó a plantear una auténtica guerra y a buscar más apoyos
logísticos.
2.
- La ocupación del norte (abril-octubre 1937).
La
situación inexpugnable de la capital hizo que Franco diera preferencia a otros
frentes. La campaña del norte destacó por los bombardeos de Durango y
Guernica en marzo del 37, la toma de Bilbao en junio, en agosto la de Santander
y finalmente, en octubre, la de Gijón. Toda la cornisa cantábrica quedaba
incorporada a la zona nacional o golpista.
En
Madrid el general Miaja, con el fin de aminorar la presión, dirigió una gran
campaña contra el ejército franquista en Brunete pero, tras el éxito
inicial, los republicanos fueron repelidos. En agosto, la ofensiva republicana
en el frente de Aragón, con el mando del general Pozas, buscaba tomar
Zaragoza pero no consiguió su objetivo (batalla de Belchite).
3
- El avance hacia el Mediterráneo (noviembre 1937-junio 1938). La batalla del
Ebro y la ocupación de Cataluña (julio 1938-febrero 1939).
Desde
finales del 37 la situación del conflicto entra en una fase decisiva de grandes
operaciones para evitar el desgaste progresivo de los dos bandos. Teruel
conquistada por los republicanos para frenar el avance nacional fue
reconquistada por los nacionales que llegaron al Mediterráneo por Vinaroz y a Benicarló.
La llegada de los nacionales al río Segre produjo el aislamiento de
Cataluña.
El bando republicano afrontó
su más decisiva batalla en el Ebro, con unos cien mil soldados con el
general Modesto y la dirección del general Rojo. El paso del Ebro fue un éxito
pero, con escaso material y sin suministros, los republicanos no pudieron pasar
Gandesa y tras meses de dura batalla en noviembre fueron derrotados los
republicanos. La caída de Cataluña en
el 39 fue ya un objetivo fácil.
4
- El final de la guerra (febrero-abril 1939)
Los
republicanos de Negrín ante el fracaso de la negociación de una paz sin
represalias con Franco, se dedicaron a la defensa de Madrid, con solo el
apoyo de comunistas y contra la opinión de algunos militares. Así en marzo con un
golpe de Estado en la zona republicana contra Negrín y los comunistas, tomo
el poder una Junta de Defensa dirigida por el coronel Casado, para poner fin a
la guerra. Las tropas anarquistas de Cipriano Mera en Madrid y las del general
Escobar en Ciudad Real reprimieron la resistencia comunista. El 28 de marzo
se rindió Madrid. El 1 de abril Franco firmó el último parte de guerra. Vendría
una sangrienta represión incumpliendo los acuerdos de la rendición.
C/ La España republicana y la España franquista.
En la zona republicana hubo una revolución
contenida, marcada por el derrumbe del Estado Republicano. El gobierno
de José Giral dio armas a las milicias de los partidos y sindicatos que redujeron
mucho el poder del estado. En el campo las expropiaciones se extendieron por
Aragón, Valencia, La Mancha y Andalucía. Se desencadenó un clima
revolucionario. Los grupos y milicias de obreros y campesinos armados inician
reformas sociales: colectivización de la propiedad agraria e industrial. La
Iglesia, burguesía, propietarios y clases acomodadas fueron objeto de
persecución. Tuvieron lugar también los fusilamientos en Paracuellos del Jarama
(nov. del 36) y el de José Antonio Primo de Rivera y se crearon las checas (cárceles
clandestinas), y los “paseos”, o ajusticiamientos públicos. Estas acciones
fueron impulsadas sobre todo desde el anarcosindicalismo. El resto de fuerzas
mantuvo que lo importante era ganar la guerra.
El 5 de septiembre de 1936
Largo Caballero constituyó un nuevo gobierno de republicanos, socialistas y comunistas,
que duró hasta mayo del 37. También los anarquistas colaboraron. Pero el
gobierno se trasladó a Valencia tras la amenaza sobre Madrid. Pronto surgieron
disidencias que llevaron a la crisis gubernamental. Así surge el gobierno de
Juan Negrín (mayo 1937-marzo 1939) que da prioridad a la guerra pero se
traslada a Barcelona e intenta una solución negociada rechazada por Franco.
Desde mediados del 38 se intuye la derrota por varios hechos: el Pacto
de Múnich que facilita la política de Hitler en Europa y la derrota republicana
en la batalla del Ebro. La caída de Cataluña en febrero de 1939 marcó el exilio
del gobierno y de los políticos. Azaña dimite en marzo.
En la zona sublevada tuvo lugar, en cambio, la creación de un
Estado totalitario y fascista en el que Franco es Jefe del Gobierno y
Generalísimo de los Ejércitos desde Burgos. Se prohíben casi todos los partidos
y sindicatos. En abril de 1937 el Decreto de Unificación crea un único
partido: la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva
Nacional Sindicalista (FET y JONS), siendo Franco el jefe nacional de este
partido único. Se adopta la camisa azul falangista, la boina roja carlista y el
saludo fascista del brazo en alto. En enero de 1938 se constituye el primer
gobierno de Franco, el nuevo Caudillo. También se organiza la prevista
represión institucionalizada sistemática: la consolidación del estado
franquista se apoyó en una gran violencia para acabar con la resistencia.
D/ La dimensión política e
internacional del conflicto. Las consecuencias de la guerra.
Eran tiempos de fuertes tensiones internacionales
entre las potencias fascistas, las democracias y el comunismo de Rusia. El
intento de frenar el fascismo presagiaba una guerra europea. La “Guerra de
España” pudo considerarse el ensayo general de esa posible guerra europea. Los
golpistas ganaron la guerra por el enorme apoyo internacional en
armamento, aviación y cuerpos de
ejército expedicionarios enviados por los gobiernos fascistas de Hitler
(Alemania) y de Mussolini (Italia). También contaron con la ayuda de la
dictadura portuguesa. El gobierno oficial de la República perdió la guerra por
la poca ayuda exterior con la que contó: algún apoyo de Francia (mientras
el Frente Popular francés gobernaba) y del gobierno comunista de Rusia que dio
técnicos, víveres y armamento (hasta donde llegó el oro español “el oro de
Moscú”). Contó con voluntarios extranjeros de sindicatos y partidos de
izquierdas en contra del fascismo: las Brigadas Internacionales (franceses,
italianos, británicos…) y con el Presidente Lázaro Cárdenas de México que envió
pertrechos militares. La guerra se vivió con gran interés y preocupación en
todo el mundo. Parecía un enfrentamiento entre la democracia y el fascismo,
entre la revolución y la reacción, entre el ejército y el pueblo.
Los efectos de la guerra fueron: la muerte de unas
600.000 persona que se elevaron a casi 1 millón con la postguerra, la carestía
y la destrucción. Se fue extendiendo el hambre
que dio lugar al racionamiento. Tuvo lugar una fuerte reducción de la
producción agraria e industrial por motivos como la ausencia de hombres. Se
destruyeron masivamente infraestructuras y comunicaciones. Se produjo una gran desmoralización
civil por los bombardeos, sobre todo de la aviación alemana, y por la larga
duración de la guerra. Los refugiados
y exiliados fueron sobre todo republicanos. Los refugiados se
concentraron sobre todo en el Levante y Cataluña hasta su represión. Se
embarcaron 13 mil niños hacia países europeos, América y Rusia (los niños de
la guerra). Desde Cataluña hubo un éxodo masivo hacia Francia de medio
millón de españoles (solo la mitad regresaron y fueron reprimidos y la otra
mitad enfermaría o moriría en campos de reclusión franceses o en la 2ª Guerra
Mundial).
Por último, se instauró en España una larga
dictadura, la de Francisco Franco, iniciada con una dura posguerra y basada
en la dura represión sobre los vencidos, la aplicación de los principios
fascistas y la anulación de las libertades y derechos propios de los estados
democráticos.
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