Comentario.
Pirámide de población extranjera en España.
Realice un comentario de los gráficos adjuntos atendiendo al menos a:
1. Interpretación individualizada de cada uno de ellos
2. Comparación entre ambas
3. Causas que explican las diferencias entre ambas estructuras y consecuencias socioenómicas y demográficas del hecho.
Interpretación individualizada:
Los gráficos son dos
pirámides de población que muestran la estructura por sexo y edad de la
población extranjera empadronada en España y nacida en el extranjero en 2007 en
Marruecos y en cuatro países de la Unión Europea: Alemania, Francia, Italia y
Reino Unido.
La pirámide de la población
extranjera nacida en Marruecos muestra una estructura por sexo muy
desequilibrada, pues en todos los grupos de edad el porcentaje de hombres es
superior al de las mujeres. Este desequilibrio es especialmente marcado en el
grupo de los adultos jóvenes, entre los 20 y los 54 años y, sobre todo, entre
los 25 y los 39 años. En cambio, la proporción entre los sexos está más
igualada en el grupo de los jóvenes (0-14 años) y de los ancianos (65 y más).
Por grupos de edad, el mayor porcentaje de inmigrantes marroquíes corresponde a
los adultos, especialmente a los comprendidos entre los 25 y los 34 años, que
son población eminentemente activa.
La pirámide de la población
extranjera nacida en Alemania, Francia, Italia y Reino Unido muestra una
estructura por sexo equilibrada en todas las edades. Por grupos de edad, los
mayores efectivos se concentran en la población adulta madura y anciana,
fundamentalmente entre los 55 y 69 años, y en la población adulta joven, entre
los 35 y los 44 años.
-Comparación entre ambas pirámides:
Las dos pirámides presentan
importantes diferencias.
En la estructura por sexo
contrastan el desequilibrio a favor de los varones en la de Marruecos,
especialmente entre los 20 y los 54 años, con el equilibrio de la europea.
En la estructura por edad
contrasta la concentración de los inmigrantes marroquíes en el grupo de adultos
jóvenes (25-34 años), con la concentración de los europeos en el grupo de
ancianos (64-69) y, secundariamente, en el de adultos (35-44 años).
La razón es el diferente
perfil de los inmigrantes: los marroquíes son personas de baja cualificación
que acuden a España para realizar los trabajos que requieren menor formación en
el sector servicios, la construcción, la agricultura, la minería y la pesca. En
cambio, los inmigrantes comunitarios son jubilados con nivel de vida
medio-alto, que aprecian las buenas condiciones climáticas del litoral
mediterráneo y las islas Canarias, o adultos atraídos por las posibilidades de
trabajo y de negocio.
-Consecuencias socioeconómicas de la inmigración extranjera
procedente de países subdesarrollados:
En el terreno demográfico,
la inmigración ha contribuido decisivamente al crecimiento de la población de
España en los últimos años, tanto de forma directa como por el incremento de la
natalidad. Gracias a ello, se ha evitado el decrecimiento demográfico,
especialmente en las comunidades con crecimiento natural negativo.
En el terreno económico, la
inmigración aporta población activa, que desempeña las tareas más duras y peor
remuneradas, colabora al crecimiento del PIB, aporta más dinero a las arcas
públicas del que consume en educación y sanidad, y alivia la carga del elevado
gasto en pensiones. Además, los inmigrantes prestan servicios domésticos que
permiten incrementar la tasa de actividad de las familias españolas,
especialmente de las mujeres. Por otra parte, la inmigración se relaciona con
algunos problemas, como la pérdida de competitividad (la disponibilidad de mano
de obra retrasa la modernización de ciertos sectores), la presión a la baja
sobre los salarios, la acentuación de la escasa movilidad geográfica de los
trabajadores españoles, y el aumento del déficit exterior debido a las remesas
enviadas a sus países de origen y al consumo de bienes importados, como el
automóvil.
En el terreno social, han
surgido actitudes xenófobas o racistas entre algunos sectores que consideran la
inmigración como una “invasión” que compite por el empleo, consume recursos
sociales en perjuicio del bienestar de la población española y amenaza la
identidad nacional. Estas ideas alientan la devolución de los inmigrantes a sus
países de origen o la restricción de sus derechos, para evitar un “efecto
llamada” que acentúe la inmigración. Muchos inmigrantes sufren duras
condiciones laborales y malas condiciones de vida en barrios marginales y
viviendas de escasa calidad. Finalmente, las dificultades de integración,
debidas a las diferencias culturales, lingüísticas y religiosas, pueden
suscitar tensiones con la población autóctona.